Ha alcanzado con creces la mayoría de edad, ya va por la 22 edición, pero el reto continúa. Antes como ahora, la responsabilidad tiene como horizonte a la excelencia. Límite cuya búsqueda es su mejor carta de presentación, una auténtica apuesta y también la mejor garantía para el futuro.
La exposición es maleable y cuenta con un planteamiento abierto que es permeable a lo realizado durante el curso. Una apuesta que es inasequible al desaliento y está contra la cómoda rutina de la repetición. Por eso, cada edición tiene la obligación de ser la primera y la mejor.
Es uno de los pocos momentos en el año en el que se presenta una importante cantidad de obras videográficas, sonoras y multimedia. Una apuesta consolidada en el ámbito universitario cuya propuesta está más viva que nunca, pero que no tiene el necesario eco en la sociedad ni en el resto de las instituciones artísticas de nuestro contexto. Un momento único que es necesario cuidar, aunando voluntades y poniendo todos los medios a su alcance.