En las últimas décadas del siglo XX se dieron por terminados los grandes relatos ideológicos de la Modernidad y se pusieron en cuestión la certeza de nociones como verdad, progreso o identidad. Una multiplicidad de nuevas voces apareció para volver más complejas las historias colectivas, para reivindicar aquellos pequeños relatos que habían permanecido ocultos en el reverso de la Historia: las clases populares, los cuerpos racializados, las mujeres, las diversidades de género y las demás especies han visto y ven cómo la adquisición de derechos significa también un control de la narración abierto a infinitas posibilidades.
Hoy, en el año 2021, en la era de las Fake News, de la pandemia global de la covid-19 y de la emergencia climática, los museos han de proporcionar nuevas definiciones de cultura que permitan también usos sociales y formas de convivencia por venir. La cultura material que un museo cobija y cuida es su razón de ser fundamental. Las formas en que se desarrolla el crecimiento de una colección pública determinan su naturaleza administrativa y compartida. Los relatos que emergen de ella en cada articulación expositiva o en cada libro publicado son precisamente lo que permite que la institución se diga, que su función social tenga lugar. Un museo de arte contemporáneo muta continuamente y sus salas de exposiciones van variando durante el año con diferentes proyectos, persiguiendo un presente del arte también en continuo movimiento. Instalar por primera vez las colecciones del CA2M ocupando todo su edificio responde a la voluntad de explicar, doce años después de su fundación, qué museo es este, cuál es su razón de ser, mostrar públicamente el por qué de su programa y, sobre todo, celebrar la importancia de unos fondos construidos colectivamente como un proyecto con el que poder asumir la responsabilidad de contar qué es el arte contemporáneo desde aquí.
Más de 400 obras de 250 artistas en una exposición que instala por primera vez las colecciones del CA2M ocupando todos los espacios del CA2M. Es una celebración de la idea de Museo que estaba presente desde el decreto de su fundación. Al mismo tiempo, la exposición será internacional, como lo son sus colecciones -la del CA2M y la de la Fundación ARCO. Ahora bien, la historia se cuenta desde esta institución, desde las colecciones que conserva, en definitiva, desde Móstoles. Una gran parte de las obras no se habían mostrado nunca, fruto del importante esfuerzo de adquisiciones y trabajo con la Colección que se ha realizado en los últimos años, pero más importante es todavía es que se trata de la primera contextualización en un marco global del acervo del CA2M.
Las diferentes plantas del museo son propuestas o aproximaciones a una serie de historias en construcción. La exposición sigue un ritmo de vectores abiertos respondiendo a tres principios.
Primero, su orden responde a la propia Colección del CA2M, a la cultura material que esta institución conserva y a la que quiere dar representación; en un museo de arte contemporáneo, que cambia a cada momento, que se transforma continuamente ya que atiende a un arte que también está en perpetua transformación.
Segundo, el lenguaje de exposición mantiene esa misma apertura, ese carácter vernáculo del aquí y ahora. Aunque los habituales muros asépticos del cubo blanco pretendan aparentarlo, ningún relato de museo es objetivo, sino que responde a multitud de intereses y tics epocales. Por eso, el lenguaje del montaje irá cambiando para representar cada una de sus secciones, permitiendo entender cómo las narraciones históricas se construyen en los museos a través de sus formas de mostrar.
Por último, esta ficción de una institución con exposición permanente se hace desde Móstoles, es local. Las Colecciones se han construido a partir de un conjunto de prácticas situadas conformadas por el contexto político, social y cultural de la Comunidad de Madrid. Lo que nos resulta fundamental no es lo que contamos –ya que otras colecciones tienen obras igualmente o más importantes y también la capacidad para construir múltiples relatos– sino desde dónde se cuenta. Móstoles es una periferia junto al centro y esa posición geográfica, esa diferencia o distinción, es esencial. Es dialecto: una deriva o desviación del lenguaje geopolíticamente torcida.
Un dialecto es una lengua común levemente transformada para adaptarse a un contexto determinado. Dialecto CA2M –un dialecto orgulloso que no quiere devenir lengua, sino que quiere permanecer en un registro institucionalmente bajo, como un código abierto infinitamente manipulable, sin consolidar– es una exposición colectiva realizada también colectivamente: suma las voces del equipo del museo, de los trabajadores y trabajadoras que le han dado músculo durante sus 13 años de existencia y de los sucesivos miembros de la Comisión de Valoración de Adquisiciones de la Comunidad de Madrid, pero también añade las múltiples colaboraciones que han ido construyendo tanto su Colección como su programa entendido como una lectura o emanación de aquella. El poseído bíblico dice llamarse Legión porque era muchas voces. En el original griego era chora (χωρα), es decir, “país”. La posición dialectal del CA2M es una coral de museos posibles: las formas culturales de un paisanaje potencial.
El recorrido de la exposición comienza en las vanguardias históricas -con todos los artistas que acompañaron a Picasso en el Pabellón del 37- y continúa históricamente hasta el presente inmediato. “La promesa de la modernidad”, seguido de “Tradición y deseo bajo el franquismo”. “Los muchos comienzos del arte contemporáneo” contará los distintos arranques simultáneos del arte experimental en diferentes lugares: el Centro del Cálculo de la Universidad de Madrid, el conceptualismo catalán, el grupo zaj y las figuras pioneras en Latinoamérica y Estados Unidos.
Continuando con la llegada de los ochenta y la consolidación del mercado del arte nacional e internacional, se cuentan en “La pintura más pintada” y “Frente a la segunda modernidad”. “Genealogía yonqui / estéticas del sida” explica un momento especialmente importante de crisis de la representación que dio lugar a la recuperación del conceptualismo en España, a lo que se llamó “Las auras frías”.
La relación entre La Movida madrileña y la construcción de un panorama institucional para el arte contemporáneo se reflejan en “España en llamas” y “La expansión de los nuevos comportamientos artísticos”.
El arte de las últimas décadas hasta el presente se desdobla en dos grandes espacios: “Arte y políticas de la representación en Madrid” y “El mundo es el teatro de los objetos”. Como corresponde a la propia naturaleza de la Colección, también hay una sección especial dedicada a la fotografía: “Pequeña historia de la fotografía”.
Figuras fundamentales desde Picasso a Ana Laura Aláez, pasando por Eduardo Arroyo, Antonio Ballester Moreno, Equipo 57, Equipo Crónica, Carlos Garaicoa, Luis Gordillo, Esther Ferrer, Joan Fontcuberta, Cristina Iglesias, Teresa Lanceta, Eva Lootz, Cristina Lucas, Ramón Massats, Antoni Muntadas, Isabel Muñoz, Teresa Margolles, Juan Muñoz, Palazuelo, Fernando Sánchez Castillo, Richard Serra, Teresa Solar o Miguel Trillo, escriben una historia del Arte Contemporáneo contada desde Móstoles.
Esta exposición no va firmada porque debemos considerarla un trabajo colectivo de museo y de mucha gente que ha ido pasando por él y por los integrantes de las sucesivas comisiones de adquisiciones de la Comunidad de Madrid.